Así empezó la noche. En realidad como casi todas las noches en la "Casa de las Flores". Lo que se dice "soplando".
Pero en este caso no eran copazos, sino velas. Y no eran muchas (solo dos) pero simbolizaban un paso más en el camino hacia la jubilación de Esteban.
Después de la cena en casa nos fuimos a "Avenida 55", un pedazo de aberración que para qué contar, a ver un concierto de unos colegas de Esteve que ni vimos ni nada de nada. El local estaba lleno a reventar de ancianidad, borjamaris y barroquismos varios. Un lujazo en Concha Espina al que espero volver, pero más concienciado de dónde estoy yendo, que me de tiempo de ponerme los gemelos, la camisa de rayas y la gomina en el pelazo. Os lo recomiendo encarecidamente. Así se me quedó la cara tras tanto osea, te lo juro y qué passsssssssada.
Y después Pa decidió que fuésemos todos al Ohm! y allí nos encontramos con los "Piratas del Caribe" bailando al ritmo de los últimos éxitos electrónicos.
Para ser el segundo cumpleaños en dos días, creo que lo hicimos bastante bien. De todos modos, espero que no se repita esto en mucho, mucho, mucho tiempo. Mi cuerpo, mi cuenta corriente y mi bienestar no lo agradecen mucho, aunque supongo que los restauradores y demás habitantes de las noches madrileñas se frotan las manos cada vez que me ven salir de casa. A este paso me van a poner un pisito.

¡Felicidades Esteve!

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