Ayer triunfamos. Bebimos, cantamos, bailamos, gritamos, nos caímos, nos quitamos los zapatos, rompimos cosas, tiramos comida, sudamos,... Y todo por darle el gusto a Zanti.
La fiesta fue estupenda. El gentío, enorme. Los regalos, triunfantes. Todo muy bonito y emotivo. No hay más que ver la cara de Pa! al recoger el primero de los presentes super-tecnológicos. Porque nos lo curramos mogollón con la regalía.
Lo peor de todo es que hoy, en pleno apogeo resaquil, nos disponemos, sin pausa y sin perdón, a celebrar el cumpleaños de Esteban. Y es que esta vida nos va a matar (al menos a mí, que ya no tengo edad pa esto).
Si sobrevivo, mañana os contaré algo más.
Se te olvidó comentar que tuvimos las apariciones estelares de Perry (en su modo más pericoloso que nunca) y Estherssssita alias Carmen Sevilla. Las viejas glorias nunca mueren, sólo faltaba la abuela.