Llevaba meses amenazándonos con coger sus bártulos y largarse, y por una vez cumplió su palabra, pero eso sí, cogerlos cogerlos no los cogió él, sino entre todos, haciéndonos cargar a Mari Trini y a un servidor como gitanos con la fregoneta camino a Barna.
Se nota que el diablo sabe más por viejo que por diablo, porque la abuela se ha pillado un señor loft en la zona más moderna de la capital condal, con unos ventanales enormes, techos altísimos y con vistas al Dildo (qué mala idea que tienes,eh abuela?).
Aunque cogió las de "villadiego" la abuela siempre nos acogerá en su casa, como nos prometió en su cena de despedida y como reza la foto que pongo.
Y mientras le despedíamos, el pobre del nuevo flipaba con lo que nos dislocábamos, la foto lo dice todo. ¿Cuánto aguantará? Se aceptan apuestas.

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